Este libro analiza la transformación a largo plazo del papel de la mujer en el empleo, la educación, la fecundidad, la reivindicación de sus derechos y su participación política en Colombia desde principios del siglo XX hasta la actualidad. Este estudio se inspiró en el trabajo de Claudia Goldin (2006), quien evalúa la participación de la mujer en la economía de los Estados Unidos durante el siglo XX. Su análisis considera cuatro etapas. Las tres primeras muestran los cambios en la participación de las mujeres en el mercado laboral, que ella denota como fases evolutivas, y la cuarta como la etapa revolucionaria. La primera etapa, sucedió de 1900 a 1920, y estuvo caracterizada por la participación en el mercado laboral de mujeres jóvenes y solteras. La segunda etapa ocurrió entre 1930 y 1950, cuando las mujeres casadas aumentaron su participación. La tercera etapa va desde la década de 1950 hasta mediados y finales de los setenta, cuando las mujeres continuaron aumentando su participación laboral gracias a la mayor demanda. La cuarta etapa, a partir de finales de los setenta, es aquella en la que la participación de la mujer se define por su propia identidad, sus decisiones y sus perspectivas de futuro. Para el caso de Colombia hemos identificado cuatro etapas en la transformación de la mujer durante el siglo XX y comienzos del siglo XXI. El Gráfico 1 resume las tendencias a largo plazo y las interacciones entre algunos indicadores sociodemográficos empleadas para identificar las diferentes etapas de transformación femenina durante el período en consideración. Con este análisis observamos un punto de quiebre a mediados de los años 60s, que coincide con la introducción de métodos anticonceptivos. Esto ayudó a un marcado descenso de la fecundidad durante las siguientes dos décadas, acompañado por un aumento sin precedentes de las tasas de acceso a la educación por parte de las mujeres. Estos cambios condujeron a un incremento de la participación laboral femenina. El primer período, de 1905 a 1935, que hemos denominado el rezago de la mujer, se caracteriza por altas tasas de fecundidad y de mortalidad infantil y materna, bajas tasas de educación primaria y secundaria, y nulo acceso a la educación superior, muy baja participación laboral y una considerable discriminación contra las mujeres casadas en el mercado laboral, junto con una nula participación política, lo cual significa que las mujeres no tenían derecho al voto ni a participar para un cargo de elección pública. El segundo período, llamado los cimientos para el empoderamiento de la mujer, tuvo lugar entre 1936 y 1965. Durante estos años las mujeres comenzaron a matricularse en las universidades, pero con tasas bajas; las altas tasas de fecundidad y de matrimonios a temprana edad se mantuvieron. Aún más, la participación laboral femenina seguía siendo limitada y la mayoría de las trabajadoras eran las más jóvenes y solteras, debido a limitaciones formales e informales impuestas a la contratación de mujeres casadas. También debe mencionarse que transcurrida buena parte de esta etapa las mujeres obtuvieron el derecho al voto y a ser elegidas.